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Un hombre hijo de Dios: Vivió inserto en la realidad, reconoció el valor y el centro del hombre: el hombre vale por el corazón, aprendió a relacionarse armónicamente con Dios Padre como hijo pequeño, amante y complaciente, y con cada hombre como hermano solidario y fraterno.

Su lema: «HAGO SIEMPRE EL AGRADO DE MI PADRE» (Jn 8,29)

Su espiritualidad: Vivió la Espiritualidad de la Cruz y la Infancia Espiritual «La pequeñez es: ser niño, es vivir en los brazos de Dios, es dejarse amar de Él».

Su modelo: Jesús Sacerdote, el Hijo complaciente del Padre y de María Madre, hermano de todos.

Su fuerza: La oración ante Jesús Eucaristía y la atención amorosa donde se encuentra con su Padre y se nutre de su Palabra: «La oración... es sencillamente abrir el corazón a nuestro Padre Dios», «La oración es el entretenimiento de un hijo con su Padre».

Su guía: El Espíritu de Dios, que lo lleva por el camino del discernimiento para vivir haciendo la voluntad del Padre.

Su pasión: El Padre y hacer la Caridad en todas sus formas. Desde su experiencia de hijo pequeño del Padre, recibió el don de ser Apóstol del Amor del Padre, dando a conocer su amor de misericordia.

Unió su vida al clamor de Conchita y Félix de Jesús Rougier, «Jesús Salvador de los hombres, sálvalos» ofrendando su vida cada día y en cada Eucaristía por la santificación de cada persona.

Religioso: «Religioso para siempre, religioso para toda la vida, mi vida toda de Dios, viviré solo para Dios, sí Dios, tuyo, tuyo».

Director espiritual: El fin último de su dirección espiritual era colaborar con Dios en el plan de salvación, ayudando a quienes se acercaban a él para que avanzaran en su unión con Dios, en su proyecto de santificación: «Oh Dios mío dame para dar, dame que te ame para que enseñe a amarte, dame santidad para santificar, que viva en ti para enseñar a vivir en Ti… Fiat, Fiat…»

Amigo de los niños: Los pequeños fueron destinatarios favorecidos de su ministerio, tuvo para ellos un amor de predilección. Por donde pasaba formaba grupos de catequesis y acólitos a quienes daba una formación integral y los promovía para la vida religiosa y sacerdotal. Con ellos oraba, cantaba, jugaba, paseaba y descansaba.

Fundador: Fundó la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada el 29 de marzo de 1934, para manifestar el amor misericordioso del Padre, siendo «apóstoles de la bondad», «bienhechoras de la humanidad».

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