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Abril 9 de 1950



Con ocasión de la fiesta de Pascua, en la que Jesús dio por acabada su vocación de sacerdote y víctima para dar gloria a su amado Padre Celestial y salvar nuestras almas, les saludo y bendigo, les invito y recomiendo que renueven sus propósitos; emprendan una vez más una vida de fervor en el trabajo de santificación. Hagan con todo el fervor posible, la entrega de sí mismos, prometiendo a Nuestro Señor, trabajar más en su santificación por medio de la vivencia cristiana, el silencio, la oración y la perfecta fidelidad.  

Que les ganen en todo, pero no en la unión que deben tener con Jesús, en la intimidad y trato con Él. 

Yo cada día me acerco al fin de mi carrera, no les olvido y siempre les ayudaré. 

Afmo. Padre en Jesús y en María. 

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